Encontrar música que pueda considerarse de inspiración enana es muy complicado por no decir imposible. Tradicionalmente cuando se piensa en el pueblo de Durin desde una perspectiva "musical" rápidamente le viene a uno la idea de que debía haber gran presencia de elementos de percusión (tambores, bombos) que marcasen la cadencia de las graves voces de los enanos.
Si bien en El Hobbit los doce enanos que se han plantado en el salón del pobre señor Bolsón comienzan a tocar violines, flautas, tambores, violas e incluso un arpa (la maravillosa Arpa dorada de Thorin), la música que probablemente más se asocie con el carácter taciturno y señorial de los enanos sea toda aquella que utiliza con cierta generosidad los elementos de viento más graves como la tuba.
Así pues la percusión, el viento y también los coros masculinos podrían darnos un buen "estilo enano" majestuoso y profundo. Quizá evocando los ecos de las minas y los salones de piedra, más allá de la alegre música más propia de las largas marchas campestres que, a fin de cuentas, los enanos también practicaban con cierta asiduidad.
Una cosa no quita a la otra.
Pero volviendo a la música con aires enanos, una pieza que probablemente se identifica rápidamente con ese ambiente propio del pueblo de Durin es El bydlo, que encontramos en Cuadros de una exposición del genial compositor ruso Modest Músorgski. Este tema, iniciado por un solo de tuba considerado uno de los mejores, nos traslada a la perdida Khazad-dûm que es considerada la vergüenza y el anhelo de los enanos. El bydlo casi parece un himno que espera que unas graves voces rellen con palabras la tristeza y el esplendor perdido que despliega, con una fuerza creciente, la pieza. El redoble de tambores, los violines que sustituyen a la tuba en una especie de grito clamando venganza, el final descendiente y ciertamente crepuscular.
El anhelo, la tristeza, el orgullo, la pena, el clamor de todo un pueblo. Esa Khazad-dûm perdida que forja los corazones de los enanos. Ese esplendor de antaño convertido en oscuridad y miedo. Las fraguas apagadas, el honor pisoteado, el destino tenebroso que un día no muy lejano se mostrará de nuevo ante el pueblo de Durin. El sueño de un rey.
El bydlo es todo eso en sus apenas dos minutos y medio de duración.
Música enana en estado puro.
Si bien en El Hobbit los doce enanos que se han plantado en el salón del pobre señor Bolsón comienzan a tocar violines, flautas, tambores, violas e incluso un arpa (la maravillosa Arpa dorada de Thorin), la música que probablemente más se asocie con el carácter taciturno y señorial de los enanos sea toda aquella que utiliza con cierta generosidad los elementos de viento más graves como la tuba.
Así pues la percusión, el viento y también los coros masculinos podrían darnos un buen "estilo enano" majestuoso y profundo. Quizá evocando los ecos de las minas y los salones de piedra, más allá de la alegre música más propia de las largas marchas campestres que, a fin de cuentas, los enanos también practicaban con cierta asiduidad.
Una cosa no quita a la otra.
Pero volviendo a la música con aires enanos, una pieza que probablemente se identifica rápidamente con ese ambiente propio del pueblo de Durin es El bydlo, que encontramos en Cuadros de una exposición del genial compositor ruso Modest Músorgski. Este tema, iniciado por un solo de tuba considerado uno de los mejores, nos traslada a la perdida Khazad-dûm que es considerada la vergüenza y el anhelo de los enanos. El bydlo casi parece un himno que espera que unas graves voces rellen con palabras la tristeza y el esplendor perdido que despliega, con una fuerza creciente, la pieza. El redoble de tambores, los violines que sustituyen a la tuba en una especie de grito clamando venganza, el final descendiente y ciertamente crepuscular.
El anhelo, la tristeza, el orgullo, la pena, el clamor de todo un pueblo. Esa Khazad-dûm perdida que forja los corazones de los enanos. Ese esplendor de antaño convertido en oscuridad y miedo. Las fraguas apagadas, el honor pisoteado, el destino tenebroso que un día no muy lejano se mostrará de nuevo ante el pueblo de Durin. El sueño de un rey.
El bydlo es todo eso en sus apenas dos minutos y medio de duración.
Música enana en estado puro.
1 comentario:
El "Bydlo" no, pero el "dydlo" ha dado un juego esta mereth...jajajaja!
Dydlo: la respuesta comodínggg!
XDDD
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